
Ayer en el coche me dió por pensar sobre el  precio que hay que pagar por crecer y madurar, no recuerdo cuando fue la última vez que hice algo solo por el placer de hacerlo, el hacer algo sin pensar en las consecuencias, ser completamente libre de mis actos y el no tener que justificarme por cada fallo realizado. 
  Si, acumulaba errores, pero eran esos mismos errores los que me hacían aprender, a veces eran dolorosos y otros sencillamente se olvidaban a los cinco minutos, mi frustración de pequeña creo recordar que era el no estar a la altura de la situación, y debido a eso llegó un momento en el que me preocupaba más lo que pensaban los demás que lo que realmente pensaba yo y eso me llevaba a ser extremadamente complaciente.
   Por lo que no me he tenido que preocupar ha sido por mantener el brillo que me guio de niña, creo que aunque ahora sea más autocritica sigo teniendo ilusión por las pequeñas cosas, esas cosas que de por sí parecen insignificantes  pero que luego son las que verdaderamente me hacen feliz. 
  Hoy he podido comprobar que he aprendido a no esperar mucho de los demás, lo cual, me ha evitado algunas decepciones, el pros es que me ha convertido en una persona desconfiada. 
  Otra cosa de la que me he dado cuenta es que, a pesar de crecer, tengo algunas facetas infantiles, como por ejemplo mi vicio a las chuches, columpiarme en el parque, hacer castillos de arena o  dibujar.  
  Hoy también puedo decir que he conseguido conocerme y  quererme, soy más consciente de lo que quiero y me gusta, y eso ayuda a la hora de conseguir mi felicidad, que para que engañarnos, es la misión más importante de mi vida. 
  Asique, después de todo, he de decir que me siento orgullosa de ser quien soy, de seguir teniendo dentro de mí a una pequeña princesita, a la que adoro y que muestra mi lado más tierno. No diré como Peter Pan que no quiero crecer, pues a lo largo del tiempo uno se enriquece por lo que vive y siente, pero si he de decir que no quiero perder  esa princesita pues es mi identidad y lo que me hace más humana, tolerante y cercana. 
  Cuidar vuestro pequeño yo, y aprovecharos de las experiencias que vivís, pues, por muy  feas que sean, hoy será negro, mañana será gris y pasado blanco.
Es lo mejor que puedo hacer, sonreír, reírme hasta de la cosa más tonta.La felicidad es ese estado de emoción en el que por nada del mundo existe la preocupación, es genial. Reír hasta que me duela la cara.Sentir que este momento es el mejor para ser feliz.
La respuesta correcta estará en la opción menos obvia
Carpediem